miércoles, 6 de marzo de 2013

Classic Silicon Fuzz

Me gustan los fuzzes, sí. Y creo que algunas veces están sobrevalorados y otras, injustamente, menospreciados. ¿Por qué? Por dos razones: la primera y referente a la sobrevaloración, porque es un circuito muy básico de hacer, en teoría, y mucha gente lo califica de sencillo. Y sí, lo es, pero a priori, con lo que a veces salen fuzzes que suenan realmente mal. La segunda, y referente al menosprecio, porque un fuzz es mucho más que un efecto de altavoz rajado, o de mesa de mezclas estropeada. Es un efecto que, si se ajusta bien y se tiene un mínimo de sentido común, te va a dar muchas más alegrías que quebraderos de cabeza. No hay NADA que suene como un buen fuzz. Nada. Imbatible en mi opinión con single coils y muy usable también con humbuckers siempre que no se excedan ciertos límites.

Es muy interactivo con el resto de equipo que se use y, si eres de los que usas pedaleras, amplis y guitarras baratos y engendros basados en algoritmos, mejor será que te olvides de él. Un buen fuzz necesita una buena guitarra, un buen ampli a más simple mejor y, por encima de todo, unos dedos que lo hagan sonar. Y cuando digo "dedos" no me refiero a que te salga perfecto el "No Boundaries" de Michael Angelo o que te hagas el vuelo del moscardón a 30000 bmp, cual neutrino epiléptico. Dedos musicales, no malabaristas. Este efecto es todo musicalidad, pese a su "rajada".


A ver qué efecto te hace sonar una single coil así de gorda...

Como todos sabéis, la clave de un buen fuzz son sus transistores. A mí personalmente me gustan de silicio, por una razón: se puede hacer sonar un silicio muy, muy parecido a un germanio y es muy difícil al revés. Además, me gusta el salvajismo del silicio en determinados casos, la garra y su docilidad cuando está bien ajustado.

Los Fuzz Face vintage, además, tienen una serie de variables que los hacen sonar muy característicos, como el simple desgaste de los componentes, las tolerancias y, por supuesto, el bias de los transistores. Os dejo aquí un enlace de un artículo que escribí sobre todo esto.

Dicho esto, os quiero hablar de mis fuzzes...

Están basados en el Fuzz Face. Es un circuito tan abierto y dependiente que se pueden hacer maravillas con él, desde emular el desgaste de los años hasta hacerlos sonar más modernos. Y en ello nos hallamos. La idea es partir de la premisa de intentar conseguir que lleguen a sonar tan bien como uno antiguo, con sus fallos y virtudes y, a la vez y si es posible, dotarlos de algunas características que lo hagan más amigables con equipos y técnicas modernas.


Éste que os presento hoy es un fuzz de orientación claramente vintage, tal cual. Con sus cosillas "históricamente correctas". Transistores N.O.S. de finales de los 60 y un balance entre "salvajismo/limpieza con el volumen de la guitarra" que no me he encontrado en ningún fuzz comercial. Es decir, pasa de una agresividad deliciosamente musical a una limpieza cristalina en un par de puntos que hacen que no pares de mover el volumen de la guitarra buscando texturas. Por lo demás, es lo que yo entiendo que debe ser un buen fuzz: musicalidad e inspiración. Si un pedal te provoca que no sueltes la guitarra en tres horas es que te divierte, y eso para mí es vital.

Llegarán más cosas... Stay tuned!

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